viernes, 9 de diciembre de 2011

CARTA A PAULINA PEÑA Por Hector Zagal

No tengo el gusto de conocerte personalmente. No sé cómo eres, desconozco tus cualidades, tus aficiones, tus intereses. Entiendo tu molestia al escuchar las críticas a tu padre, Enrique Peña Nieto. Son gajes del oficio. Deberás irte acostumbrando a los ataques contra él. En una democracia, la crítica es un ejercicio fundamental. Tu padre es una figura pública y, por ende, sus actos serán juzgados con rigor. “¿Por qué son tan duros con él?”, te preguntarás. Bueno, los funcionarios públicos ganan mucho dinero. Hay miles de personas dispuestas a sufrir críticas y cuestionamientos con tal de figurar en la nómina oficial. El sueldo bien vale esos golpes. ¿No?


Pero no es de tu padre de quien quiero hablar, sino de ti. ¿Te confieso algo? Me aterra que hayas utilizado la expresión “hijos de la prole” como un insulto. Insisto, es disculpable que te enfades por la burla hacia tu padre. No me asustaría que los llamaras “babosos”, “tontos”. Es más, no le preocupa el que nos hayas llamado “pendejos”. En cambio, no se puede excusar tu menosprecio a los hijos de los trabajadores, de los obreros.


¿Oíste del escándalo de las Ladies de Polanco? Descalificaron a un policía llamándolo “asalariado”. Algo similar hiciste tú: descalificas a la mitad del país por su condición social. ¿Qué tiene de malo ser hijo de un obrero? Sabes, yo soy nieto de un minero, un proletario. No me da vergüenza decirlo. ¿Te avergonzarías de tu padre si fuese un vendedor de tamales o un plomero?

Tu padre, que ha leído la Biblia, te puede recordar una frase de Jesús en el Evangelio: “De la abundancia del corazón, hablará la boca”. Sin pretenderlo, con tus palabras has revelado tu clasismo. Desprecias el trabajo manual. Minusvaloras a quienes se mantienen con su esfuerzo. ¡Qué tristeza que así piense la hija de un candidato presidencial!


“Hijos de la prole” son, en efecto, quienes estudiaron en escuelas públicas, quienes utilizan el metro, quienes no comen cortes argentinos y quesos españoles, quienes no utilizan zapatos de miles de pesos, quienes no se atienden en el hospital ABC, quienes no viajan en helicóptero. Los hijos de la prole, por el contrario, deben hacer largas horas de filas en las clínicas del seguro social, deben comer carbohidratos (tortillas), deben estudiar en salones sin computadoras, deben apretujarse en los transportes públicos. Los hijos de la prole, querida Paulina, ganan en un año lo que tu padre gana en una semana.


Cuando leas estas líneas has el siguiente ejercicio. Revisa lo que llevas puesto encima: perfume, cremas, desodorante, ropa, zapatos, celulares, aretes. Suma el total. ¿Sabes que traes encima más de lo que una indígena gana durante un año de trabajo duro?


Paulina, me da terror que pienses así. Tu lapsus reveló tu “realidad”: vives en una burbuja color de rosa. “Hijos de la prole” no es un insulto, sino un título honorable. Este país, que tu padre aspira a gobernar, depende de los obreros, de los campesinos, de los empleados, depende de esas personas a quienes menosprecias.


Ojalá este gravísimo desliz, no sea fruto de la educación que recibiste en casa. Ojalá y sea culpa tuya, fruto de tu arrogancia (tan propia, eso sí, de la clase alta mexicana). ¿Qué será de México si lo llega a gobernar una persona que desprecia al proletariado?


Mira Paulina, me parece que por tu bien, debes inscribirte en una escuela pública, reducir tu escolta al mínimo, tomar el metro en horas pico, y ponerte a trabajar. Por si no lo sabes, muchos de los “hijos de la prole” se pagan sus estudios con su trabajo: los hay campesinos, vendedores, obreros. Algunos trabajan desde niños.


Paulina, haz puesto en riesgo el futuro político de tu padre. Pero lo que es más grave: pones en peligro en riesgo el futuro de México.

lunes, 5 de diciembre de 2011

LA GRAN ESTAFA ESCRITO PÓSTUMO DE German Dehesa

Nadie quería que le fuera mal a Fox, porque si le iba mal a Fox, le iría mal a México.
Con levísimas variantes ésta ha sido la cantaleta de los más connotados priistas y perredistas de nuestro País, hasta este día.

Cuando estábamos en la fase final del ciclo foxista (y ahora del calderonista), afirmamos que la mayoría de esos “patriotas” de opereta que exclamaron con voz emocionada las palabras que acabo de citar, hicieron cuanto estuvo en su mano para que le fuera mal al Presidente Fox y le siga yendo mal al Presidente Calderón.

Los males que a la patria le han seguido por su conducta saboteadora y estúpida los tienen absolutamente sin cuidado: No tienen patria (ni matria), no la conocen, no la aman y les viene quedando más lejos que Zambia.

Para ellos lo fundamental ha sido demostrar mañosamente que estos Gobiernos simplemente no han sabido gobernar, aunque bien se han guardado de decir que, tal como se presentaron las circunstancias, con un Legislativo mayoritariamente opositor, toda iniciativa de cambio y de gobierno estaba condenada a fracasar sin la concurrencia y el patriotismo de esta oposición primitiva y dinamitera.

Destaco aquí la condición hipócrita y taimada del PRI, que fue el partido directamente agraviado, descobijado y damnificado por aquel triunfo de Fox.

Olvidamos demasiado rápido, pero yo conservo las imágenes y las palabras de “próceres” tan señalados como Dulce María “Saurio” y Roberto Madrazo, tan aparentemente dispuestos a cooperar (…con ellos mismos…), y tan íntima y firmemente decididos a hacer tropezar una vez tras otra al nuevo Gobierno.

Estaban y siguen estando en actitud de haber sido directamente ofendidos y despojados. En su pequeñísima mentalidad existe la convicción de que México es propiedad exclusiva del PRI.

Hagan de cuenta que Dios les hubiera concedido una franquicia eterna.

Desde esta percepción elemental y tomando muy en cuenta todas las malas pasiones que tienen uso de suelo en la almeja (despectivo de alma) de un dinopriista, pandilla que tenía secuestrado al País, era indispensable demostrarle a los mexicanos el brutal error que habían cometido al echarlos de tan mala manera de Los Pinos.

Según ellos, esto fue una magna injusticia histórica, un grave error, una radical pifia de la ciudadanía. Por lo mismo, era prioritario demostrar que sólo el PRI sabe gobernar y consecuentemente, la malagradecida ciudadanía que había cometido la falta casi imperdonable de quitárselo de encima, merecía un castigo ejemplar con el fin de que hiciera un acto de contrición, solicitara piedad y lo trajera de regreso a ese lugar que es suyo y solamente suyo.

En esto ha consistido la gran estafa. Están a punto de salirse con la suya.

A muchísimos ciudadanos ya los han convencido de que sin líderes morales “ejemplares” , como Manlio Fabio, Bartlett, Montiel, Chuayffet, Madrazo, Gamboa Pascoe, Salinas, Palacios Alcocer y demás garrapatas parasitarias, México no puede sobrevivir.

Los razonamientos (es un decir) que los avalan, son secreciones cerebrales del tipo de: “Serán rateros, pero saben gobernar”. “Serán asesinos, pero mantienen la paz social”. “Serán narco-políticos, pero por lo mismo saben negociar con los cárteles”, “Serán malos mexicanos, pero en el mundo globalizado la idea de patria no significa nada”.

Todas estas contrahechuras se fabrican desde un terreno mediáticamente preparado y abonado por una taimada campaña que ha insistido en un punto:
Todos hemos querido ayudar a Fox y a Calderón, pero los pobres no tienen operadores ni capacidad de negociación.
Pregunto: ¿Quién puede "operar" con Manlio Fabio, o quién puede negociar y llegar a acuerdos con un traidor de tiempo completo como es Madrazo? Leer todo esto como una defensa de Fox sería mi fracaso como escritor. Mi pretensión es otra.

Lo que quiero decir es que Fox es un ser limitado (…al Norte por su falta de oficio e ingenuidad y al Sur por su señora…), pero al mismo Cristo resucitado que hubiera llegado a Los Pinos no le hubiera ido mejor, rodeado de esa legión de Judas Iscariotes con los que había que lidiar.

El también hubiera sido víctima de la gran estafa. Al final del día, ellos pretenden decirnos que los granes culpables de 50 millones de pobres son Fox y Calderón, y que ellos, por más que quisieron ayudarlo, no pudieron, pero eso sí, constituyen nuestra gran esperanza.

MOCTEZUMA XOCOYOTZIN por Vanessa Castellanos



Cuando escuchamos historias sobre la conquista inmediatamente pensamos en que los aztecas fueron un pueblo débil física y mentalmente; e incluso que los españoles hicieron trampa al aprovecharse de eso; y no pensamos que los españoles eran solo unos cuantos y que Cortés utilizó a otros pueblos indígenas para el sometimiento de los aztecas.

En el artículo los motivos del águila el historiador Roberto Velasco Alonso dice "Quizá la idea que más revuelve y confunde la idiosincracia del mexicano sobre sus raíces es el episodio de la conquista de México Tenochtitlan, una magnifica narración sobre una poderosa ciudad imperial que vivía el mejor momento de su historia al dominar casi un tercio de lo que hoy es la República Mexicana, y que fue conquistada por apenas un puñado de soldados españoles tras una guerra que duró dos años con poco menos de 3 meses de combate".

Para el historiador Esuardo Aguilar Chiu

Moctezuma Xocoyotzin: Emperador azteca (1440-1469). Hijo del emperador Huitzilihuitl, los primeros años del gobierno de Moctezuma I, correspondieron a la época de mayor grandeza del “imperio” mexica. ejerció como jefe militar de su pueblo. Desde su acceso a la soberanía del Imperio azteca, que tuvo lugar en 1440, tras suceder a Itzcóatl, extendió tanto el poder de su cargo como la influencia imperial por todo el valle de Anáhuac, dominio que ya había comenzado a expandirse bajo los reinados anteriores, en su calidad de principal figura de los ejércitos aztecas. Se incrementó entonces la carga tributaria para sostener el cada vez más complejo boato que exigía la corte del tlatoani. Hizo llegar agua potable a Tenochtitlán mediante un acueducto doble, codificó las leyes aztecas, hasta entonces orales, comenzó a cobrar tributos a los pueblos sometidos e impulsó el comercio hacia el exterior del valle. Todas estas medidas posibilitaron el enorme crecimiento posterior de la ciudad. Entre 1450 y 1454 se produjo una gran hambruna y es posible que fuera entonces cuando Moctezuma I envió, según cuenta la leyenda, legados a los míticos lugares de origen de los aztecas para consultar al dios Huitzilopochtli, que recomendó hacer sacrificios humanos para aplacar a los dioses. Moctezuma I instituyó entonces las llamadas guerras floridas como medio para conseguir víctimas, A Moctezuma le correspondió encarar la llegada de los conquistadores españoles, encabezados por Hernán Cortés, a las costas del Golfo de México.